Poesías para momentos espaciales de la vida

Al anochecer recuerdo,
aquellos momentos gratos del día,
y repaso también otros que no he debido transitar,
según lo sabio aconsejaría.

En algunas actividades aprendo lo bueno,
que ayuda a formar con agrado el ser,
también hay momentos de desenfreno,
que quiero cambiar en el nuevo amanecer.

Haz una pausa diaria en el silencio,
de cada día al anochecer,
para la reflexión y el comienzo,
que favorecerá tu sin igual entender.

Ya aparece la aurora con sus colores muy claros,
llevándose la anterior noche y el frío del día pasado,
suenan los trinos alegres de los pájaros,
va a salir el sol, el cielo está colorado.

Comienza un nuevo día de sueños despejados,
pues el descanso fue saludable y suficiente,
tenemos ideas claras y los cansancios lejanos,
queremos reír y saltar alegres, nuevamente.

Que no se detenga el juego del hacer,
con toda su memoria y creación permanente,
que es un bien de la vida, poder amanecer,
para disfrutar el paisaje y la actividad presente.

Hoy te invito a descubrir en lo nuevo,
la belleza siempre cautivante,
de observar la vida con anhelo,
y hacer cada detalle relevante.

¿Será la flor que crece en el escombro,
quien seduce y persuade con encanto,
al caminante perdido en el asombro,
ante los variados colores en su manto?

Nuestros sentidos disfrutan la vida,
al tener sensaciones diferentes,
dejando volar las mentes de manera decidida,
para maravillarse con apariciones recurrentes.

¡Viva el pasado en el ayer!,
que su misión fue bien cumplida,
nos ayudó en la vida a establecer,
las prioridades compartidas.

También recopilamos errores,
transmitidos por nuestros ancestros,
que sin querer afectaron corazones,
causaron dolores y reclamos secretos.

Pero es la formación en el respeto,
la que forjó nuestra conciencia selectiva,
para escoger con buen discernimiento,
una ruta de amor para la vida.

Payaso me dicen cuando les saco sonrisas,
recordando vivencias del pasado que anima,
al vestir con disfraces y narices rojizas,
cambiando el efecto de tristezas por risas.

Los hago huir de lo insensato que desanima,
en algunos momentos amargos de la vida,
hacia aquellas experiencias gratas que fascinan,
y devuelven el bienestar, con ilusión sentida.

La tristeza interior de este payaso,
se cambia en el escenario causando sonrisas,
para estimular los sueños de los chicos y chicas,
generando felicidad, optimismo y buena vibra.

Recuerdos del ayer nos hacen suspirar,
alejando la posibilidad aquella del olvido,
de los momentos del placer y el desear,
que nos produjeron exaltación sin hacer ruido.

Resaltemos lo grande y bueno del pasado,
con recuerdos alegres y sentidos,
y volvamos a rescatar sin miedo,
aquellos motivos placenteros de un amor vivido.

Arroja de tu mente un mal momento,
y añora lo mejor con un suspiro,
que evoque en la memoria algún secreto,
de un sueño grande del ayer, aún no cumplido.

Valoremos con alegría todos nuestros sentidos,
sí disfrutamos de ellos, tenemos que agradecer,
con nuestra vista, olfato, tacto, gusto y buen oído,
degustamos las maravillas del sentir y conocer.

Conocer paisajes claros, grises, oscuros, brillantes,
luminosos, coloridos y seductores;
mirar al cielo, saborear de los árboles sus frutos,
abrazar la gente y escuchar los colores de sus voces.

Tomemos conciencia que hay tanto por agradecer:
el tener la vida, estar saludable, tener familia,
oportunidad de crecer, capacidad de hacer,
y, sobre todo, tener el propósito de ser un buen Ser.